El presidente del Congreso denuncia injerencia política desde la ONU y otros sectores, pero evade la responsabilidad del incumplimiento de reformas anticorrupción necesarias para la CICIH.

Tegucigalpa, Francisco Morazán.-. En una nueva muestra de evasión de responsabilidad, el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, ha arremetido contra “sectores externos” y la ONU, a quienes acusa de obstaculizar la instalación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Honduras (CICIH), la cual el gobierno había prometido traer como parte de su campaña electoral.
Según Redondo, estos factores ajenos a Honduras están impidiendo que la CICIH llegue al país, con el fin de crear una narrativa negativa que desacredite al gobierno, a pesar de que el mayor obstáculo se encuentra en las propias promesas incumplidas y en las reformas pendientes que el gobierno se comprometió a ejecutar.
Redondo, en un tono defensivo, señaló que hubo injerencia política por parte de actores de la ONU y afirmó que los expertos de la organización no acudieron a una reunión que él mismo preparó en el Congreso, a pesar de que entregó personalmente una nota para coordinar la cita. “Tengo la nota de recibida, pero no llegaron. No había voluntad”, insistió, y agregó que el gobierno ha mostrado todo el interés en que la CICIH se instale, pero se encuentra “bloqueado” por factores externos.
Lo que Redondo no menciona es que, a pesar de las promesas hechas durante la campaña, la administración de Xiomara Castro y el Congreso no han cumplido con las reformas estructurales esenciales para que la CICIH pueda operar, como la derogación de decretos que favorecen a exfuncionarios corruptos y las reformas a la inmunidad parlamentaria. En lugar de asumir esta responsabilidad, Redondo continúa culpando a la comunidad internacional por la inacción del gobierno, desvió el foco de la atención hacia actores externos para desviar la presión sobre su propia gestión.
Con un panorama cada vez más sombrío en materia de anticorrupción, la CICIH sigue siendo una esperanza lejana para los hondureños, que observan con frustración cómo el gobierno de Xiomara Castro y su Congreso no logran cumplir con lo prometido en su campaña electoral. La respuesta de Redondo deja claro que, en lugar de tomar las riendas y asumir la responsabilidad, se prefiere culpar a otros actores por la falta de avances, mientras el reloj avanza y las promesas de transparencia y justicia siguen siendo solo eso: promesas vacías.