La Crisis del Sistema de Salud y la Persistente Desatención de los Pacientes

La situación en los hospitales públicos de Honduras es, lamentablemente, cada vez más crítica. La atención médica ha sido suspendida en su mayoría, debido a que el Colegio Médico de Honduras (CMH) continúa con las asambleas informativas en protesta por el pago de salarios atrasados. Mientras tanto, la Secretaría de Salud (Sesal) se plantea declarar un estado de emergencia para contratar personal externo y suplir las vacantes dejadas por los galenos en paro, pero ¿realmente esta medida aliviará la grave crisis que atraviesa el sistema de salud?
Es innegable que las asambleas informativas, que se han prolongado por días, han generado un vacío en la atención a los pacientes, lo cual es inaceptable en un país que ya enfrenta tantas dificultades en su infraestructura sanitaria. Los médicos, por su parte, aseguran que han agotado todas las vías de diálogo con las autoridades, sin encontrar una solución a sus demandas. Esto ha llevado a que el gremio decida mantener su postura de paro, priorizando la defensa de sus derechos laborales, como el pago de sus salarios y el respeto a sus condiciones de trabajo.
Por otro lado, la ministra de Salud, Carla Paredes, no ha dudado en señalar que las asambleas son ilegales y ha advertido con tomar acciones legales contra los médicos que no se presenten a sus puestos de trabajo. Además, ha propuesto el uso de un decreto de emergencia que permitiría la contratación de médicos sin la necesidad de que estén colegiados, una medida que abre un nuevo frente de debate. Si bien la urgencia por garantizar atención médica a la población es comprensible, esta medida podría debilitar aún más la calidad de los servicios y generar mayor desconfianza en el sistema.
En este contexto, el respaldo que algunos sectores del gremio médico, como el diputado y médico Carlos Umaña, han ofrecido al CMH, resalta una división clara entre las autoridades y los profesionales de la salud. Umaña ha criticado abiertamente las declaraciones de las autoridades, comparando las acusaciones de extorsión hacia los médicos con un ataque injusto, al considerar que el gremio está siendo estigmatizado de manera vil.
El conflicto tiene graves repercusiones para la población hondureña. Miles de pacientes que requieren atención médica, en especial en medio del brote de dengue que afecta al país, se ven obligados a enfrentar largas esperas o a no recibir tratamiento alguno. La falta de personal médico capacitado y la suspensión de consultas programadas deja a muchos sin acceso a servicios esenciales. Esta crisis no solo pone en peligro la salud de los hondureños, sino que también genera una creciente desconfianza en las instituciones de salud.
El conflicto se ha vuelto más que una disputa por salarios y condiciones laborales; es un reflejo de la deteriorada situación de los servicios públicos en Honduras. Las autoridades deben comprender que la salud pública es un derecho fundamental y que, más allá de los intereses políticos y burocráticos, el bienestar de la población debe ser la prioridad. Mientras tanto, los médicos, con la firmeza de su lucha, siguen esperando una solución justa y definitiva.
La crisis en el sistema de salud no puede continuar. Es urgente que las autoridades y el gremio médico lleguen a un acuerdo que permita reestablecer la atención médica en los hospitales públicos y atender las necesidades de la población. De lo contrario, este conflicto continuará afectando gravemente a miles de hondureños, quienes siguen esperando una respuesta adecuada a sus necesidades de salud.