Rixi Moncada arremete contra iglesias y recibe críticas por discurso divisionista
La presidenciable de Libre acusa a líderes religiosos de estar al servicio de la oligarquía, provocando una ola de rechazo por atacar a instituciones que guían moralmente al pueblo hondureño.

Tegucigalpa, Honduras- Durante un conversatorio político, la candidata del oficialismo, Rixi Moncada, lanzó fuertes declaraciones contra la Iglesia Católica y Evangélica, generando polémica al acusarlas de alinearse con sectores de poder económico y de utilizar el púlpito con fines políticos. Sus palabras han sido calificadas por muchos como un discurso de odio y una estrategia para distraer la atención de los problemas reales del país.
Rixi Moncada aseguró que algunos curas y pastores “representan a las diez familias oligárquicas”, sin presentar pruebas claras, lo que ha sido interpretado como un intento por deslegitimar las voces críticas que provienen del ámbito religioso. Su discurso, lejos de unir, profundiza la polarización en un país necesitado de reconciliación y diálogo.
En sus declaraciones, la aspirante de Libre criticó al cardenal Óscar Andrés Rodríguez, a quien acusó de recibir recursos para atacar al gobierno. Estas acusaciones han sido vistas por analistas como un intento de victimización y manipulación política que raya en la intolerancia religiosa.
Moncada también dijo sentirse “dolida” por mensajes desde el púlpito, señalando que parecen repetirse los errores del pasado, en referencia al golpe de 2009. Sin embargo, sus palabras omiten la responsabilidad del actual gobierno en la crisis social, económica y política que vive Honduras.
La reacción no se hizo esperar. Mario Banegas, presidente de la Asociación de Pastores, respondió que Moncada “debería buscar más a Dios en lugar de atacar a las iglesias”, y calificó su mensaje como peligroso, promoviendo división y resentimiento entre los hondureños.
El líder religioso recordó que la Constitución garantiza la libertad de culto, y que las iglesias tienen derecho a emitir opiniones sobre la situación del país, especialmente cuando hay injusticia, corrupción y pobreza, males que, según él, han aumentado bajo el gobierno de Libre.
Moncada, en lugar de proponer soluciones concretas, ha optado por confrontar a instituciones que históricamente han sido pilares de orientación y acompañamiento moral. Su discurso pone en entredicho su capacidad para gobernar con respeto y tolerancia.
Este nuevo episodio evidencia una estrategia de Libre de atacar a todo aquel que disiente, incluso a sectores religiosos, intentando silenciar cualquier crítica bajo acusaciones ideológicas. Una práctica que muchos consideran peligrosa para la democracia hondureña.