Xiomara reacciona tarde y politiza cancelación del TPS para hondureños
Tras el fin del TPS para más de 55,000 compatriotas, la presidenta Xiomara Castro culpó al clima electoral de EE. UU., sin asumir responsabilidad ni presentar acciones concretas.

Tegucigalpa, Honduras- La presidenta Xiomara Castro rompió el silencio este martes, luego de la eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS) que protegía a decenas de miles de hondureños en Estados Unidos desde hace más de dos décadas. En lugar de presentar un plan concreto o autocrítico, la mandataria se limitó a señalar que la decisión forma parte de una estrategia política de Washington.
“La cancelación del régimen de protección temporal (TPS) es resultado de una estrategia anunciada por Estados Unidos en el marco de su campaña política”, escribió Castro en la red social X, sin mencionar la falta de gestión diplomática por parte de su administración para evitar este desenlace.
Aunque calificó la medida como un “duro golpe”, muchos critican la tardía y escueta respuesta del gobierno hondureño, que no ha ofrecido una ruta clara de acción para los miles de compatriotas que quedarán en la incertidumbre legal.
Castro dijo que instruyó a la Cancillería para reforzar la asistencia consular y jurídica, sin detallar cómo ni cuándo se implementarán dichas medidas. “He instruido a nuestra Cancillería a utilizar todos los recursos que permite la ley”, expresó, una frase que muchos consideran ambigua y sin garantías reales para los afectados.
Asimismo, insistió en que su gobierno mantendrá un diálogo abierto con Estados Unidos. Sin embargo, los migrantes señalan que hasta ahora no han visto resultados concretos de esa supuesta “relación fluida” entre ambos gobiernos.
En su mensaje, la presidenta aseguró que “el Gobierno de Honduras los abraza donde quiera que se encuentren”, pero las organizaciones migrantes han cuestionado el acompañamiento estatal y denuncian una ausencia de políticas reales de protección.
Mientras tanto, miles de familias enfrentan la angustia de un posible retorno forzado a un país con altos niveles de desempleo, violencia y escasas oportunidades. La incertidumbre crece… y muchos sienten que su propio gobierno los ha dejado solos.