Hallan sin vida a adolescente de 14 años en hotel de Comayagüela: feminicidio estremece a la capital
Nayeli Flores, conocida como “la 220”, fue encontrada con signos de estrangulamiento. Su muerte eleva la alarmante cifra de feminicidios en Honduras, donde ya se reportan más de 160 mujeres asesinadas en lo que va del año.
Tegucigalpa, Honduras.- La violencia contra las mujeres volvió a golpear con fuerza a Honduras. Este miércoles fue hallada sin vida una adolescente de 14 años en el interior de un hotel en Comayagüela. La menor fue identificada como Nayeli Flores, conocida con el alias de “la 220”, y según el informe preliminar de las autoridades, presentaba evidentes signos de estrangulamiento. Su cuerpo fue encontrado boca arriba sobre la cama de la habitación donde presuntamente ingresó acompañada de un adulto, cuya identidad aún no ha sido revelada.
Familiares de la víctima confirmaron a medios locales que Nayeli tenía antecedentes de consumo de drogas y que, en varias ocasiones, intentaron ayudarla a salir de ese entorno. Pese a su corta edad, la joven ya enfrentaba múltiples riesgos derivados de la violencia urbana, las adicciones y la falta de oportunidades. Su muerte no solo representa una tragedia personal para su familia, sino también un reflejo del abandono institucional hacia cientos de niñas en situación de vulnerabilidad.
Las autoridades policiales han iniciado una investigación para esclarecer el crimen y dar con el responsable. Hasta el momento no se han confirmado detenciones, pero se analiza el registro del hotel, cámaras de seguridad y otros elementos que podrían ayudar a reconstruir los últimos momentos de la menor. La Unidad de Muertes Violentas de Mujeres del Ministerio Público ha tomado el caso bajo su responsabilidad.
La muerte de Nayeli se suma a una estadística dolorosa: en lo que va de 2025, al menos 161 mujeres han sido asesinadas en el país, muchas de ellas menores de edad. Las organizaciones defensoras de derechos humanos insisten en que estos crímenes rara vez se resuelven, y que la impunidad sigue siendo la norma. En muchos casos, las víctimas provienen de contextos donde el Estado ha fallado en brindar protección, educación y oportunidades reales.
Mientras la familia de Nayeli llora su pérdida, la sociedad hondureña se enfrenta una vez más al rostro cruel de la violencia de género. Su historia, tristemente repetida en otros barrios y comunidades, clama por justicia y acciones urgentes para proteger a las niñas y mujeres que siguen siendo víctimas invisibles de un sistema que no las cuida.
