La presentadora hondureña, quien había mantenido su vida amorosa en privado, comparte su felicidad con sus seguidores tras un emotivo pedido de compromiso y un nuevo comienzo en su vida.

Tegucigalpa, Francisco Morazan .-. Milagro Flores, una de las presentadoras más queridas y admiradas de Honduras, ha encontrado el amor en el momento menos esperado. Tras meses de responder con serenidad a las preguntas de sus seguidores sobre su vida amorosa, la presentadora ahora está viviendo un romance de ensueño que la ha hecho más feliz que nunca.
Hace algunos meses, Milagro había considerado la opción de congelar sus óvulos, temerosa de que el paso del tiempo interfiriera en su sueño de ser madre. Sin embargo, el destino tenía algo especial reservado para ella, y ahora se encuentra cerrando el 2024 rodeada de amor, tal como siempre lo había deseado.
La noticia de su relación se dio a conocer de manera pública a través de varios videos compartidos por la presentadora, en los cuales mostró momentos especiales junto a su novio. Uno de los instantes más emotivos fue el momento en que él le pidió que fuera su novia, en una cabaña apartada de la ciudad. Con los ojos de Milagro vendados, él preparó un romántico camino de pétalos de rosa y le mostró un cartel que contenía la pregunta: «¿Quieres ser mi novia?». El video dejó ver el amor y la complicidad de la pareja, quienes compartieron abrazos y besos en ese momento tan significativo.
Después de aceptar la propuesta, Milagro visitó una iglesia para poner su relación en manos de Dios, un gesto que simboliza para ella el inicio de una nueva etapa llena de bendiciones.
Además de los momentos especiales, la pareja también ha disfrutado de lo cotidiano, como cocinar juntos. En uno de los videos, se les ve preparando unas deliciosas tortillas con quesillo, mostrando una faceta más cercana y natural de su relación.
Con este nuevo capítulo en su vida, Milagro Flores comparte con sus seguidores que “la vida puede sorprenderte, esa persona puede llegar”, una reflexión que inspira a muchos a creer en el amor, incluso cuando parece lejano.