Investigan participación de sistemas antiaéreos rusos en el incidente; el Kremlin pide cautela mientras la OTAN exige respuestas claras

Un avión de pasajeros de Aerolíneas de Azerbaiyán (AZAL) fue alcanzado por metralla de un misil ruso mientras sobrevolaba la ciudad de Grozni, en Chechenia, antes de estrellarse cerca de Aktau, Kazajistán. El siniestro, ocurrido este miércoles, dejó un saldo de 38 fallecidos y 29 heridos, de un total de 67 personas a bordo. La tragedia ha generado fuertes acusaciones y llamado la atención internacional.
Ataque en zona de conflicto
El vuelo 8432 de AZAL, que partió de Bakú con destino a Grozni, se vio envuelto en una peligrosa situación mientras sobrevolaba el espacio aéreo checheno. Según fuentes del gobierno azerbaiyano, el avión fue alcanzado por un misil Pantsir-S disparado por sistemas de defensa aérea rusos, que en ese momento intentaban interceptar drones ucranianos. Las mismas fuentes afirman que los pilotos solicitaron un aterrizaje de emergencia en Rusia, pero se les negó el permiso, obligándolos a desviar la aeronave hacia Kazajistán.
La explosión del misil dañó el fuselaje del avión, inutilizando sistemas clave y haciendo imposible su control total. Las imágenes capturadas por los pasajeros antes del impacto muestran claros agujeros en el fuselaje, que según expertos no podrían haber sido causados por aves, como inicialmente sugirieron autoridades rusas.
Investigación en curso
En el lugar del accidente, autoridades kazajas han recuperado las dos cajas negras del Embraer 190, que serán analizadas por especialistas de la empresa brasileña fabricante de la aeronave. “Los registradores de vuelo han sido entregados al Departamento de Investigación de Accidentes Aéreos, y las labores en el sitio se encuentran en su etapa final”, informó Abilaibek Ordabáev, fiscal de transporte de la región de Mangystau.
La colaboración entre investigadores de Azerbaiyán, Kazajistán y Brasil busca esclarecer las causas exactas del siniestro. Mientras tanto, blogueros militares rusos y medios progubernamentales azerbaiyanos coinciden en que los daños observados en el avión son consistentes con metralla de un misil tierra-aire.
Reacciones internacionales
El incidente ha provocado una ola de declaraciones y pedidos de justicia. Farah Dakhlallah, portavoz de la OTAN, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y exigió una “investigación exhaustiva e imparcial” para determinar responsabilidades.
Por su parte, el Kremlin ha pedido no apresurarse con las conclusiones. Dmitri Peskov, portavoz de la Presidencia rusa, insistió en esperar los resultados de las investigaciones. “Sería un error formular hipótesis antes de las conclusiones oficiales”, señaló.
Mientras tanto, Andri Kovalenko, jefe del Centro de Lucha contra la Desinformación de Ucrania, afirmó que Rusia no solo dañó el avión, sino que también contribuyó a la tragedia al desviar su ruta hacia Kazajistán en lugar de permitir un aterrizaje de emergencia en Grozni. “Esto podría haberse evitado si Rusia hubiera cerrado su espacio aéreo en medio de los ataques con drones”, subrayó.
Un caso de creciente tensión
El accidente ocurre en un contexto de creciente tensión en la región, marcada por el conflicto entre Rusia y Ucrania y sus efectos colaterales en áreas cercanas. A medida que las investigaciones avanzan, la comunidad internacional espera respuestas claras sobre lo sucedido y medidas para evitar que incidentes similares vuelvan a ocurrir.
Entretanto, la profesionalidad de los pilotos del vuelo 8432 ha sido ampliamente reconocida por minimizar lo que pudo haber sido una tragedia aún mayor. Sin embargo, las 38 vidas perdidas han dejado una herida profunda en Azerbaiyán, que ahora exige justicia y rendición de cuentas por este devastador accidente.