CNA: La corrupción en Honduras es un cáncer que desangra al país y pone en peligro la democracia

Gabriela Castellanos reacciona ante la inclusión de hondureños en la lista de actores corruptos y antidemocráticos

Tegucigalpa, Francisco Morazan .-. La directora del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, reaccionó contundentemente ante la lista de actores corruptos y antidemocráticos publicada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, que señala a varios hondureños vinculados a actos de corrupción y a la obstrucción de procesos democráticos. Castellanos calificó este señalamiento como una muestra más de un sistema torcido que ha sido impuesto en el país, un sistema que, según ella, está en plena descomposición y amenaza con colapsar.

A través de su cuenta en la red social “X”, la directora del CNA no dudó en calificar a la corrupción como un cáncer que ha desangrado a Honduras durante años, socavando las bases de la democracia y minando la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Castellanos enfatizó que esta enfermedad estructural ha penetrado todos los niveles del Estado, desde el poder judicial hasta el ejecutivo, dejando un legado de impunidad y corrupción que sigue afectando gravemente al país.

La lista de actores corruptos incluye a varios hondureños de alto perfil, entre ellos, la magistrada de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Sonia Marlina Dubón, el exministro de la Presidencia, Ebal Díaz, y la abogada privada, Lourdes Pamela Blanco Luque. Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, estos individuos participaron activamente “a sabiendas en acciones que socavan procesos o instituciones democráticas, corrupción significativa u obstrucción de investigaciones sobre actos de corrupción”.

El colapso del sistema de justicia
En su reacción, Castellanos subrayó que la inclusión de estos nombres en la lista de actores corruptos expone la realidad de un sistema judicial que está roto. Para la directora del CNA, este sistema está siendo desgobernado por poderes absolutos que han impuesto una estructura corrupta desde hace años. Esto no solo atenta contra la justicia, sino que también debilita las instituciones democráticas, dejando a los ciudadanos en una situación de total vulnerabilidad ante los abusos de poder y el saqueo de los recursos públicos.

“La corrupción en Honduras no es un simple problema aislado; es un cáncer que ha devorado las entrañas del Estado, ha infiltrado las instituciones y se ha convertido en una práctica sistemática”, expresó Castellanos. “Estamos ante un diagnóstico claro: un sistema que ha sido manipulado, corrompido y que está al borde del colapso, con actores que siguen actuando impunemente.”

La corrupción como obstáculo para la democracia

El hecho de que figuras claves del gobierno y del poder judicial estén involucradas en actos de corrupción y obstrucción de la justicia resalta la gravedad de la situación. Los señalados no solo han socavado la democracia, sino que han entorpecido las investigaciones sobre actos de corrupción previos, bloqueando cualquier intento real de rendición de cuentas.

El llamado de Castellanos es claro: el país no puede seguir ignorando esta metástasis de la corrupción. Mientras los actores corruptos continúan siendo protegidos, la credibilidad de las instituciones se va desmoronando y Honduras se ve cada vez más alejada de los estándares internacionales de transparencia y justicia.

Un llamado a la acción
A pesar de la denuncia internacional, la corrupción sigue siendo un desafío inmenso para la estabilidad del país. La directora del CNA pidió a la ciudadanía hondureña no perder la esperanza y mantener la presión para exigir justicia. “Es necesario que la sociedad civil se organice, que las voces de quienes luchan contra la corrupción sean escuchadas y que no se permita que los corruptos sigan dañando el futuro de Honduras”, agregó.

En conclusión, la corrupción en Honduras se ha convertido en un cáncer institucional que sigue creciendo y poniendo en peligro el futuro democrático del país. Con cada acto de impunidad, el sistema se va deteriorando más, pero también, con cada denuncia y cada esfuerzo ciudadano, se abren posibilidades para una transformación que aún parece lejana pero no imposible.

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