Organizaciones denuncian la creciente violencia de género y la impunidad que perpetúa este flagelo

Honduras .-. En los primeros once días del año 2025, al menos una docena de mujeres y defensoras de los derechos humanos de la mujer han sido asesinadas en Honduras, un reflejo alarmante de la violencia sistemática que sigue acechando a las mujeres en el país.
Organizaciones locales e internacionales, así como defensores de los derechos humanos, han calificado este fenómeno como un reflejo del contexto de impunidad y el riesgo que implica ser mujer en una nación marcada por altos índices de violencia de género.
Las víctimas de estos crímenes, muchas de ellas activistas que luchaban por la justicia social y los derechos de las mujeres, han enfrentado no solo el peligro inherente a su labor, sino también la violencia feminicida que continúa azotando a la sociedad hondureña. En lo que va de este 2025, los asesinatos se han sucedido con rapidez, lo que genera preocupación y repudio tanto dentro como fuera del país.
Según informes de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos de Honduras, en lo que va del mes de enero, las mujeres asesinadas incluyen activistas comunitarias, defensoras del medio ambiente, trabajadoras de organizaciones de derechos humanos, y mujeres que simplemente se han visto atrapadas en la violencia estructural que afecta al país. La organización denuncia que el feminicidio es un fenómeno cada vez más evidente, con una impunidad que supera el 95% de los casos, lo que contribuye a la perpetuación de la violencia.
Para las defensoras de los derechos de las mujeres, el contexto de violencia y discriminación que enfrentan a diario se ha vuelto aún más peligroso. «Ser mujer en Honduras es un riesgo constante. No solo enfrentamos la violencia estructural que nos limita en todos los ámbitos de la vida, sino que también corremos el riesgo de ser asesinadas por el simple hecho de exigir nuestros derechos», expresa una representante de la Red de Defensoras.
El año 2024 cerró con un saldo de más de 300 mujeres asesinadas, cifra que refleja un patrón de violencia que no da tregua, pese a los esfuerzos de organismos internacionales y grupos de la sociedad civil por erradicar la violencia de género. La falta de un sistema judicial que ofrezca respuestas rápidas y efectivas ante los casos de feminicidio, y la lentitud en las investigaciones, agravan aún más la situación, dejando a las mujeres en una vulnerabilidad extrema.
El fenómeno de la violencia feminicida no es aislado, sino que se enmarca dentro de una serie de problemas estructurales que afectan a las mujeres en Honduras, tales como la pobreza, la falta de acceso a servicios de salud adecuados, la exclusión social y la falta de políticas públicas eficaces para su protección. A menudo, las mujeres que denuncian agresiones o que trabajan en la defensa de sus derechos se enfrentan a amenazas, intimidaciones e incluso violencia directa, que a veces culmina en su asesinato.
El hecho de que tan solo en 11 días de 2025 ya se haya registrado una docena de asesinatos pone de manifiesto lo urgente que resulta abordar esta crisis de violencia contra las mujeres. Grupos feministas, defensoras de los derechos humanos y activistas continúan exigiendo al gobierno hondureño medidas inmediatas para frenar esta espiral de violencia, incluyendo el fortalecimiento de los sistemas judiciales, políticas públicas de prevención de la violencia y mecanismos de protección para las defensoras y activistas.
En un país donde la violencia de género se ha vuelto una norma cotidiana, las mujeres continúan luchando por un espacio seguro en la sociedad, un derecho básico que aún les es negado. Como señalan las defensoras de derechos humanos, ser mujer en Honduras es peligroso, y nacer mujer en este contexto es, en muchos casos, sinónimo de exposición a la violencia y la muerte. La sociedad y el Estado tienen la responsabilidad de romper este ciclo de violencia y garantizar que las mujeres puedan vivir y defender sus derechos sin temor a ser asesinadas.