Catorce meses después, el caso del narcovideo sigue enterrado en el silencio del Ministerio Público

Catorce meses después, el caso del narcovideo sigue enterrado en el silencio del Ministerio Público

La grabación que mostró a Carlos Zelaya negociando con narcotraficantes marcó un antes y un después, pero la justicia hondureña no ha dado un solo paso firme.

Carlos Zelaya 1

Tegucigalpa, Honduras.- Catorce meses han pasado desde que el llamado “narcovideo” estremeció la política hondureña, dejando expuesto al círculo familiar más cercano de la presidenta Xiomara Castro. En aquel material, difundido por el medio internacional InSight Crime, aparece Carlos Zelaya Rosales —hermano del expresidente Manuel Zelaya— dialogando con reconocidos capos del narcotráfico hondureño durante la campaña de 2013.

En la grabación, de más de 30 minutos, se escucha la frase “la mitad que sea para el comandante”, una alusión que los mismos interlocutores atribuyen a “Mel” Zelaya, entonces jefe de campaña y hoy considerado el principal referente del partido Libre.

Pese al impacto público y a las repercusiones políticas, el Ministerio Público ha optado por el silencio. El fiscal general Johel Zelaya sostiene que el caso “es antiguo” y que tiene un trasfondo político, sin ofrecer datos ni avances sobre una posible investigación formal.

Mientras tanto, la oposición y diversos sectores sociales critican lo que llaman una “doble moral judicial”: procesos exprés contra adversarios políticos, y completa pasividad frente a hechos que tocan al entorno presidencial.

Carlos Zelaya renunció a su cargo en el Congreso Nacional tras el escándalo, al igual que su hijo, quien ocupaba un puesto en el Ministerio de Defensa. Ambos aseguraron haber actuado sin conocimiento del expresidente ni de la mandataria.

Pocos días después del escándalo, el Gobierno anunció la cancelación del tratado de extradición con Estados Unidos, bajo el argumento de que era utilizado con fines políticos, lo que para muchos fue una señal inequívoca de protección interna.

A más de un año, no existe requerimiento fiscal, ni audiencia, ni rastro de diligencias oficiales. Solo el eco persistente de una frase que quedó grabada en la memoria colectiva: “la mitad es para el comandante”. Un recordatorio de que, en Honduras, la justicia puede ser ciega… pero no sorda ante el poder.

sinfiltrohns@gmail.com
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