Cierre electoral y expectativas: Honduras exige gobernanza con resultados
Tras la declaratoria oficial, la sociedad hondureña mira al nuevo gobierno con cautela y exige acciones concretas.

Tegucigalpa, Honduras.- final del 2025 deja a Honduras con un sentimiento mixto: se cierra un proceso electoral largo y polarizado, pero la sensación de incertidumbre todavía persiste. El conteo de votos, prolongado y bajo presión política, evidenció una vez más la fragilidad del Consejo Nacional Electoral y la vulnerabilidad de las instituciones frente a intereses partidarios.
La declaración de Nasry Asfura como presidente electo puso fin a ese limbo. No fue un triunfo heroico ni una celebración democrática desbordante, sino la culminación de un procedimiento que debía seguir su curso normal. Sin embargo, en un contexto marcado por la confrontación política, ese acto era clave para frenar el desgaste institucional.
Con la entrada del nuevo gobierno inicia un período de cuatro años en el que la integridad y la responsabilidad se convierten en obligaciones tangibles. Las expectativas no deben ser ingenuas: los ciudadanos conocen la distancia entre promesas y resultados, sobre todo en lo que respecta a la lucha contra la corrupción, donde los gobiernos anteriores mostraron limitaciones y selectividad.
La relativa calma actual no es un cheque en blanco. La gobernabilidad y la confianza social dependen de acciones verificables: transparencia en la toma de decisiones, respeto a la ley y sanciones imparciales contra la corrupción. La esperanza no se proclama; se construye con instituciones sólidas y justicia equitativa, sin favoritismos políticos.
Honduras ya cumplió su parte: votó y soportó meses de incertidumbre. Ahora le toca al nuevo gobierno demostrar con hechos que puede traducir expectativas en resultados, dejando claro que el cambio no se limita a palabras, sino a acciones que fortalezcan la democracia y la confianza ciudadana.






