Líderes indígenas advierten que no habrá clases ni elecciones internas en Gracias a Dios si se mantiene el proyecto en la Mosquitia.

Puerto Lempira, Gracias a Dios .-. Un grupo de misquitos y otras comunidades indígenas cumplen este lunes ocho días de ayuno como forma de protesta por la construcción de una cárcel en Mocorón, Puerto Lempira, en el departamento de Gracias a Dios. La iniciativa ha sido impulsada por cuatro pueblos indígenas, entre ellos misquitos y garífunas, quienes se oponen firmemente a la obra, que consideran una violación de sus derechos y de la memoria de sus ancestros.
La vicepresidenta de la organización MASTA, Mirna Wood, informó que el campamento de protesta en Mocorón se mantiene activo, con los manifestantes pidiendo la protección de Dios debido a la confisca de tierras por parte de las Fuerzas Armadas para construir la prisión. «Las Fuerzas Armadas han confiscado terrenos para construir una cárcel sobre la tumba de nuestros ancestros», declaró Wood, señalando el dolor y la indignación que ha generado la acción en las comunidades indígenas de la región.
La líder comunitaria también expresó que, aunque existe temor en las comunidades, la lucha no cesará. «Estamos conscientes del temor, pero no vamos a desistir. Por eso hemos decidido que este año no habrá clases en la región hasta que la presidenta Xiomara Castro cancele la idea de llevar la cárcel a la Mosquitia», dijo Wood, destacando que esta decisión ha sido tomada por unanimidad por las cuatro etnias que habitan en el departamento.
La protesta, que busca evitar la construcción del penal, también ha generado fuertes declaraciones de las comunidades indígenas. Wood advirtió que si las Fuerzas Armadas no devuelven las tierras confiscadas, las consecuencias serán severas. «Si no nos devuelven las tierras, no habrá elecciones internas en todo el departamento de Gracias a Dios, además del cierre del 5 Batallón de Infantería», afirmó con firmeza la vicepresidenta de MASTA.
Por su parte, las autoridades militares y de Defensa han asegurado que la construcción de la cárcel en Mocorón continuará, señalando que es parte de un proyecto para mejorar la seguridad en la región. Sin embargo, la protesta de los pueblos indígenas sigue ganando fuerza, poniendo en evidencia el rechazo rotundo de estas comunidades a lo que consideran una violación de sus derechos territoriales y culturales.
La tensión continúa creciendo en la región, y el futuro de las negociaciones parece incierto mientras las comunidades misquitas y garífunas mantienen su postura firme en defensa de sus tierras y su patrimonio cultural.