Con un marcador global de 3-2, el equipo dirigido por Jafet Soto se lleva su título número 30 y iguala en cetros al Alajuelense, mientras Saprissa sigue siendo el club más laureado de Costa Rica.

San José, Costa Rica.-. El Club Sport Herediano logró consagrarse campeón del Torneo Apertura de Costa Rica tras un intenso y dramático partido de vuelta de la gran final contra el Alajuelense. A pesar de caer por 2-1 en el estadio Alejandro Morera Soto, los heredianos lograron mantener su ventaja obtenida en la ida (2-0), lo que les permitió alzarse con su título número 30 en la historia del fútbol costarricense, igualando en cetros al Alajuelense y acercándose a la marca de 40 trofeos del Saprissa, el club más laureado del país.
Los dirigidos por Jafet Soto llegaban con la ventaja de dos goles obtenida en la ida, por lo que su objetivo era resistir el asedio de los rojinegros y mantener la calma ante la presión de los locales. Desde el inicio, el Alajuelense, bajo la dirección de Alexandre Guimaraes, mostró su necesidad de remontar el marcador global y fue al ataque con intensidad, sabiendo que debía marcar al menos dos goles para forzar el alargue. Esa presión pronto dio frutos cuando el árbitro pitó un penalti a favor de los locales, luego de una falta sobre Celso Borges dentro del área.
El mismo Borges fue el encargado de ejecutar el penalti, y al minuto 3 del primer tiempo, convirtió desde los once pasos para poner el marcador 1-0 (1-2 en el global), dando esperanzas a la afición rojinegra y aumentando la tensión en el partido. A pesar del dominio del Alajuelense en el medio campo y las múltiples oportunidades generadas, el equipo local no logró concretar sus ocasiones. Jonathan Moya, uno de los delanteros más destacados de los manudos, desperdició una clara oportunidad de gol frente al arquero herediano Anthony Walker, enviando el balón desviado.
El Herediano, consciente de la ventaja que llevaba, se dedicó a resguardar su portería y apostar a los contragolpes. La primera parte se cerró con el marcador 1-0, pero el Alajuelense continuaba presionando para intentar conseguir la remontada.
Ya en la segunda mitad, el Alajuelense salió con todo y, al minuto 46, logró empatar el marcador global gracias a una excelente jugada entre Diego Campos y Celso Borges, quien asistió a su compañero para que Campos marcara el 2-0 en el partido, dejando el global 2-2 y encendiendo la emoción en las gradas. Con ese empate en el global, el partido se volvió más vibrante, pero la ansiedad de ambos equipos comenzó a jugar un papel importante.
A pesar de los intentos de ambos equipos por marcar el gol decisivo, el Herediano mantuvo su calma y supo gestionar la presión. A los 69 minutos, el goleador Allan Cruz recibió un pase fuera del área y, con un potente remate de larga distancia, venció al arquero manudo Leonel Moreira, poniendo el marcador 2-1 en el partido y asegurando el título con un global de 3-2. El gol de Cruz fue la estocada final que le dio a Herediano la tranquilidad para resistir los últimos minutos de la final.
Sin embargo, al término del encuentro, los ánimos se caldearon entre los jugadores de ambos equipos, lo que derivó en enfrentamientos y altercados en el campo. La situación empeoró cuando algunos aficionados en las gradas también comenzaron a protagonizar incidentes con la policía, obligando a las autoridades a intervenir. Debido a estos disturbios, la premiación se tuvo que realizar de manera excepcional en los camerinos, resguardando la seguridad de los jugadores y del cuerpo técnico.
Con este título, Herediano no solo suma su corona número 30, sino que también demuestra su capacidad para resistir la presión y obtener un triunfo importante en un torneo que dejó tanto fútbol de calidad como momentos tensos.