El gobierno advierte que la expulsión de migrantes podría poner fin a décadas de cooperación militar con Washington.

Tegucigalpa, Francisco Morazan .-. En un mensaje contundente que sacude las relaciones diplomáticas entre Honduras y Estados Unidos, el expresidente Manuel Zelaya respaldó las declaraciones de la mandataria Xiomara Castro sobre la posibilidad de cerrar la base militar estadounidense en Palmerola, Comayagua.
Esta amenaza surge como respuesta a posibles políticas hostiles hacia los migrantes hondureños por parte del nuevo gobierno de Donald Trump.
La base, conocida como Soto Cano y operativa desde 1982, es un punto estratégico clave para Estados Unidos en la región. Sin embargo, el gobierno de Castro advierte que, de implementarse medidas contra los hondureños en el exterior, esta instalación militar «perdería toda razón de existir».
«¿Por qué deteriorar nuestra relación con Estados Unidos? A pesar de nuestras diferencias en comercio y narcotráfico, hemos mantenido una buena relación. No tiene sentido arruinarla», declaró Zelaya, haciendo eco de las preocupaciones por un posible colapso en la cooperación bilateral.
La presidenta Castro envió un mensaje directo a Trump, instándolo a evitar represalias contra los migrantes y subrayando el impacto económico de las remesas, que en 2024 superaron los 9,600 millones de dólares. Su administración asegura que cualquier hostilidad hacia los hondureños en Estados Unidos será respondida con medidas drásticas.
El gobierno de Honduras, respaldado por Zelaya, deja claro que no permitirá atropellos contra su población y que está dispuesto a sacrificar décadas de cooperación militar si la nueva administración estadounidense actúa en contra de los intereses hondureños.