Primer ministro de Nepal dimite tras 24 horas de protestas juveniles que dejaron al menos 19 muertos
«Gen Z» desafía al poder: estudiantes encabezan manifestaciones masivas contra la censura y la corrupción; respuesta violenta deja decenas de víctimas y quema de edificios públicos.

Kathmandú, Honduras.- El primer ministro de Nepal, K.P. Sharma Oli, presentó este martes su renuncia tras un levantamiento juvenil de 24 horas que provocó el colapso de su gobierno. La revuelta, considerada la represión más sangrienta de la historia democrática reciente del país, dejó al menos 19 muertos.
Pese a la dimisión, las protestas continuaron en Katmandú. El detonante fue la prohibición de 26 redes sociales, entre ellas Facebook, YouTube y X, bajo el argumento de que no cumplían con una nueva ley local. Oli defendió la medida afirmando que “la independencia de la nación es más importante que la pérdida de empleos”. Sin embargo, para los jóvenes significó un ataque directo a su libertad de expresión, a su forma de comunicarse y a sus pequeños negocios digitales.
El descontento tenía un trasfondo más profundo: la corrupción. En días previos, videos virales en TikTok mostraban los lujos de los hijos de políticos en contraste con las carencias de la mayoría de los ciudadanos.
Las manifestaciones estallaron el lunes, con miles de jóvenes en las calles de la capital. Tras romper barricadas policiales, la represión escaló del uso de cañones de agua y gases lacrimógenos al empleo de munición real. El levantamiento se extendió a todo el país, con un saldo de al menos 19 muertos y más de 347 heridos, según reportes hospitalarios. La cifra de fallecidos en un solo día superó las registradas en los movimientos democráticos de 1990 y 2006.

Aunque el gobierno revocó la prohibición de redes sociales, la violencia siguió. Multitudes desafiaron el toque de queda, incendiaron la residencia privada de Oli y atacaron viviendas de ministros y líderes opositores. El caos paralizó el tráfico aéreo, según confirmó Hansa Raj Pandey, gerente del aeropuerto de Katmandú, quien anunció la suspensión de vuelos nacionales e internacionales por seguridad.
La crisis política se profundizó con la dimisión de los ministros de Interior, Agricultura y Sanidad, además de la salida de 21 diputados del Partido Rastriya Swatantra de la coalición de gobierno. La oposición responsabilizó moralmente a Oli por las muertes y exigió su salida.
Naciones Unidas y Amnistía Internacional condenaron la represión y pidieron una investigación independiente.
La renuncia marca el fin del cuarto mandato de Oli, uno de los políticos más influyentes y polémicos de Nepal. Antiguo preso político durante la lucha contra la monarquía —por la que pasó 14 años en prisión—, se ganó fama por su estilo confrontativo y su habilidad para sortear crisis parlamentarias. No obstante, esta vez fue un levantamiento ciudadano el que precipitó su caída.