Washington cuestiona el proceso electoral hondureño en sesión extraordinaria de la OEA
EE. UU. advierte sobre presiones, investigaciones selectivas y posible injerencia militar a pocos días de las votaciones del 30 de noviembre.
A menos de una semana de las elecciones generales, el ambiente político de Honduras volvió al centro del debate internacional. Estados Unidos pidió este martes una sesión extraordinaria en la Organización de los Estados Americanos (OEA), donde el subsecretario de Estado, Christopher Landau, lanzó una advertencia directa: la región debe exigir que el proceso electoral hondureño se realice sin intimidación, fraude ni interferencias de actores políticos o institucionales.
Landau señaló que el país atraviesa “un futuro incierto” y urgió a los miembros de la OEA a usar su voz colectiva para advertir sobre las consecuencias de alterar el curso natural del proceso. Las denuncias de fraude entre oficialismo y oposición, así como la polémica por investigaciones abiertas contra altos funcionarios electorales y la supuesta intervención de las Fuerzas Armadas, encendieron alarmas dentro y fuera de Honduras.
El funcionario estadounidense fue claro: Honduras “ya está en crisis” y la ley debe cumplirse. Incluso envió un mensaje en español a la población para que participe masivamente en las urnas este 30 de noviembre, afirmando que su Gobierno respalda la integridad electoral.
En respuesta, el embajador hondureño ante la OEA, Roberto Quesada, rechazó cualquier señalamiento de ilegalidad. Aseguró que no existe delito alguno que justifique una convocatoria urgente y criticó lo que calificó como narrativas basadas en desinformación: “No se tiene preso a ningún periodista, esas narrativas se las inventan porque ya sabemos que en internet las fake news juegan con todo”, dijo.
A la solicitud de Estados Unidos se sumaron los gobiernos de derecha de Argentina, Ecuador y Paraguay, que también respaldaron la necesidad de revisar la situación electoral en Honduras.
El debate ocurre en un contexto de creciente tensión política y desconfianza entre sectores que se acusan mutuamente de intentar manipular el proceso, mientras la ciudadanía espera garantías claras para una jornada electoral sin sobresaltos.
