Estados Unidos señala a figuras clave del poder en Honduras por corrupción: Sonia Dubón, Lourdes Blanco y Ebal Díaz en la mira

El Departamento de Estado de EE.UU. incluyó a Sonia Dubón, Lourdes Blanco y Ebal Díaz en su lista de personas vinculadas a corrupción, acusándolos de manipular el sistema judicial, traficar influencias y desviar fondos públicos.

Tegucigalpa, Francisco Morazan .-. El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha hecho públicos los nombres de varias figuras poderosas en Honduras, acusándolas de estar profundamente involucradas en la corrupción, el abuso de poder y el socavamiento de la democracia. Entre los señalados se encuentran la magistrada de la Corte Suprema, Sonia Marlina Dubón, la esposa de Tomás Vaquero, Lourdes Pamela Blanco Luque, y el exsecretario de la Presidencia, Ebal Díaz, cuyas acciones oscuras no han pasado desapercibidas para las autoridades estadounidenses.

Sonia Marlina Dubón: La magistrada que socavó la justicia

La magistrada de la Corte Suprema de Justicia de Honduras, Sonia Marlina Dubón, no solo se ha hecho conocida por su cargo en la Sala Constitucional, sino también por sus oscuros vínculos con el poder y la manipulación de los procesos judiciales para servir a intereses políticos. En un sorprendente informe, Estados Unidos la acusa de usar su puesto para desmantelar el estado de derecho en el país y poner en peligro la democracia misma.

¿Su apoyo al gobierno de Xiomara Castro? Resulta que Dubón, quien está casada con Enrique Flores Lanza, exministro de Zelaya y actual asesor presidencial, ha sido señalada por tener estrechas conexiones con figuras de la administración actual. Su falta de independencia judicial y su inclinación por favorecer al oficialismo la han convertido en una pieza clave en los esfuerzos por frenar cualquier tipo de control democrático. Estados Unidos ha dejado claro que su papel en la corrupción y la manipulación de la justicia no será ignorado.

Lourdes Pamela Blanco Luque: La esposa del poder que controla desde las sombras

Lourdes Pamela Blanco Luque, esposa del secretario de Gobernación y Justicia, Tomás Vaquero, ha sido señalada por el Departamento de Estado de Estados Unidos como una de las figuras más influyentes en el tráfico de influencias y la manipulación de funcionarios públicos para obtener favores ilegales. La abogada, cuya cercanía con el poder la ha colocado en una posición privilegiada, habría presionado a altos funcionarios para lograr sus propios intereses. Blanco Luque, conocida por moverse en los círculos más cercanos a la élite política del país, ha sido acusada de utilizar su poder de manera corrupta para alterar decisiones clave que favorecieran sus negocios y los de su esposo.

Es difícil no ver cómo la relación de Blanco Luque con su marido, quien ocupa una posición clave en el gobierno, le ha permitido alcanzar una red de contactos que le facilita una amplia gama de influencias, lo que la convierte en una de las figuras más cuestionadas del entorno político. Su inclusión en este informe subraya la corrupción y la falta de ética que la rodea.

Ebal Díaz: El exiliado y el robo de fondos para los damnificados

Ebal Díaz, exsecretario de la Presidencia bajo el gobierno de Juan Orlando Hernández, también ha sido incluido en la lista de personas señaladas por Estados Unidos. Díaz, quien ahora se encuentra exiliado en Nicaragua, fue señalado por su participación en uno de los escándalos más notorios del gobierno pasado: el desfalco de fondos destinados a las víctimas de los huracanes Eta e Iota.

Durante su mandato, Díaz se apoderó de recursos que deberían haberse utilizado para reconstruir las viviendas de los damnificados, desviando millones de lempiras para beneficio personal. La denuncia de Estados Unidos pone de manifiesto una vez más la corrupción desenfrenada que caracterizó a su administración y la falta de rendición de cuentas. Ahora, con el exilio de Díaz, parece que la justicia en Honduras no será tan rápida como las autoridades estadounidenses, que no descansarán hasta que los responsables rindan cuentas.


Este informe pone al descubierto las sombras de corrupción que aún persisten en las más altas esferas del poder en Honduras. La inclusión de estas tres figuras clave refleja la profunda complicidad de ciertos sectores dentro del gobierno y su cercanía con prácticas corruptas. Mientras Estados Unidos mantiene su postura firme, las implicadas no podrán seguir eludiendo las consecuencias de sus actos ilícitos.

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