Honduras: la violencia contra las mujeres sigue siendo una tragedia constante
Feminicidios, impunidad y desprotección marcan el panorama en un país donde cada 38 horas una mujer es asesinada

Tegucigalpa, Honduras .-. El 2025 ha iniciado con un panorama desolador para las mujeres en Honduras. Según datos del Observatorio de la Violencia de la UNAH, el año pasado se registraron 230 muertes violentas de mujeres, y en los primeros días de este año ya se reportan 18 asesinatos, confirmando que la violencia sigue siendo una amenaza constante para la población femenina.
Cada 25 de enero, Día de la Mujer Hondureña, las organizaciones feministas alzan su voz en medio de una realidad que parece no cambiar. “Basta ya” es el clamor de quienes exigen justicia y políticas públicas efectivas para frenar los feminicidios y garantizar la seguridad e integridad de las mujeres. Sin embargo, la impunidad persiste: en este inicio de año, apenas 36 agresores han sido detenidos de los miles de casos reportados por violencia doméstica.
Una tragedia que inicia en los hogares
La violencia contra las mujeres en Honduras ocurre mayoritariamente dentro de sus propios hogares. Los registros muestran que la mayoría de los agresores son parejas, familiares o personas cercanas. Este patrón de abuso se manifiesta en distintas formas: física, psicológica y sexual. En apenas los primeros 24 días de enero, se han interpuesto más de mil 200 denuncias por violencia doméstica a nivel nacional, aunque muchas mujeres temen denunciar debido al riesgo de represalias y la falta de respuesta de las autoridades.
Además, se estima que ocho de cada diez mujeres enfrentan acoso en espacios públicos, una situación que incrementa la sensación de inseguridad y vulnerabilidad. Según Gilda Rivera, coordinadora del Centro de Derechos de la Mujer, «ninguna mujer está a salvo de la violencia por el simple hecho de ser mujer», y enfatiza que la raíz del problema radica en una sociedad que sigue desvalorizando a las mujeres.
Un país marcado por la impunidad
La coordinadora del Movimiento Visitación Padilla, Merlin Eguigure, advierte que la falta de justicia es uno de los mayores obstáculos para frenar la violencia. «Este año será crítico, no solo por el alto índice de feminicidios, sino porque se espera que la violencia política hacia las mujeres aumente en este año electoral», subrayó.
El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) informó que entre 2016 y 2023, más de tres mil 800 mujeres presentaron denuncias de desplazamiento forzado debido a la violencia. De estos casos, el 38 % de las víctimas admitieron haber sido desplazadas por amenazas directas a su integridad física.
Historias de dolor y resistencia
Detrás de estas estadísticas hay historias humanas como la de Irma Maribel López, quien a los 16 años perdió a su madre a manos de su padrastro. En un relato desgarrador, Irma recuerda cómo el hombre, cegado por los celos, apuñaló a su madre tras una discusión, dejando huérfanos a tres niños. «Ver a mi madre tirada en el suelo ensangrentada ha marcado mi vida para siempre», cuenta con la voz entrecortada.
Historias como la de Irma son reflejo de la realidad que enfrentan miles de mujeres en Honduras, donde la violencia no solo destruye vidas, sino también familias, impulsando el desplazamiento forzado y la desintegración social.
Un llamado urgente a las autoridades
Las defensoras de derechos humanos recalcan que la solución pasa por implementar políticas públicas efectivas que combatan la violencia y reduzcan la impunidad. «Es necesario un compromiso real por parte de las autoridades para atender esta crisis», afirmó Honorina Rodríguez, activista feminista.
A pesar de tener a una mujer en la Presidencia, las organizaciones denuncian que los avances han sido mínimos. Según Rodríguez, «esperábamos que una mujer presidenta priorizara este tema, pero la atención ha sido insuficiente».
En este 25 de enero, las voces de las defensoras se alzan una vez más para exigir justicia, apoyo integral a las víctimas y un cambio en la sociedad hondureña. La violencia contra las mujeres no puede seguir siendo la norma en un país donde ellas representan más de la mitad de la población.